Tras décadas de intromisión militar, política y económica que configuraron el eje central del desarrollo de los países de América del Norte, Estados Unidos comienza en la era Obama a replantearse las relaciones bilaterales que tiene con la región. Aunque la presencia norteamericana sigue presente en las naciones vecinas, distintos hechos coyunturales obligan a cambiar las estrategias de la política exterior.
“Estados Unidos está en un proceso de contracción. La plata indica el alcance de la política exterior”, indicó el politólogo, Juan Battaleme, refiriéndose a cómo la crisis económica mundial modifica las acciones bilaterales estadounidenses. Aún así, reconoció que “interviene porque esta relacionada su seguridad territorial”.
“Hoy Estados Unidos no interviene directamente pero por el dinero que pone, los tipos de alianza que tiene, la ayuda económica y la compra de productos a los otros países, hacen que tenga influencia política”, sentenció el escritor del paper “Demócratas Vs. Republicanos: La próxima política exterior norteamericana”
En ese sentido, el Consejero de América del Norte de la Subsecretaría de Política Exterior de Relaciones Exteriores, Carlos Mascías, afirmó que “hoy por hoy el comercio es lo que hace que Estados Unidos sea fuerte en la zona”. La base la influencia norteamericana es un poco comercial, otro poco migratoria y otro poco el narcotráfico, temas cruciales de la política estadounidense en la región.
Legitimando la intervención estadounidense en la zona por temas de violencia y drogas, el subsecretario de Asuntos Políticos del Departamento de Estado de la Asamblea General de la OEA, Joe Burns, declaró el 8 de junio que “las amenazas a la seguridad de los ciudadanos con frecuencia provienen del crimen transnacional. Ningún gobierno puede enfrentar solo a los delincuentes internacionales. Trabajando juntos podemos respaldar los esfuerzos nacionales y crean nuevas medidas colectivas para combatir la delincuencia en todas sus formas”.
“Los países se mueven siempre vigilados por Estados Unidos, por lo que tampoco les conviene entren en conflicto, ya que le sirve tenes un vecino poderoso (económicamente)”, aseveró el investigador del Observatorio de México del Centro Argentino de Estudios Internacionales (CAEI), Martin Vuono. Y agregó: “Estados unidos quiere mantenerlos bajo su esfera de poder”.
La crisis económica mundial, que cada día se mete más hondo en la vida diaria de los norteamericanos generando cada vez más desempleo y pobreza, derivó en un pedido multitudinario y unánime de varios sectores importantes de Estados Unidos para que el país retire sus ejércitos de lugares innecesarios que no presentan beneficio directo alguno.
“De parte de la sociedad hubo un pedido de contracción de las tropas en el mundo. Que se ocupen del trabajo y el acceso al crédito dentro de EEUU. Muchos sectores reclamaron a la administración que vuelvan las tropas del mundo porque son injustificadas”, afirmó Mascías, ex jefe de Gabinete de la Embajada Argentina en Washington.
En ese sentido, el politólogo de la Sociedad Argentina de Análisis Político, Adolfo Rossi, aseveró que el gobierno estadounidense “se está dando cuenta de los límites del modelo y las nuevas demandas que surgen de la población”.
El gobierno de Barack Obama se dio cuenta que las fronteras ilimitadas que pretendían las administraciones de Clinton y Bush son imposibles en el mundo de hoy. El primer mandatario ha dado pasos que mejoran la relación bilateral con Cuba, tema central de la región. El levantamiento de muchas restricciones, el envío de remesas, el viaje de familiares, el intercambio postal y una mayor liberación de compañías que puedan favorecer las comunicaciones por Internet son entre otras medidas las que tomó el estado norteamericano para mejorar la tensa relación.
“Las medidas ayudan a mejorar poco a poco la relación entre Estados Unidos y Cuba, tan tirante desde el bloqueo del siglo pasado. Obama esta abierto a hablar con los países enemigos”, aseveró Natalia Mercado investigadora de Cuba y la región Caribe del CAEI.
Aunque el gobierno estadounidense tomó cartas en el asunto, según Mascías los cubanos residentes en Estados Unidos ejercen “mucha presión para que el bloqueo se levante” al igual que el ciudadano común, que entiende que “hay levantar eso que no es de esta época, sino de una pasada”. Asimismo reconoció que un factor importante es que grandes multinacionales piden nuevos campos para sus inversiones: “Hay un lobby muy grande dado por el comercio, de empresas que quieren que se habra el movimiento comercial con la isla, porque ven oportunidades, negocios e inversiones en la isla”.
En contraposición, Sybil Rhodes, politóloga norteamericana, advirtió “sigue habiendo mucha presión política en contra de la idea de liberalizar la política hacia Cuba”, aunque reconoció que de seguir en este camino “podría beneficiarse mucho diferentes secotres de EEUU, especialmente el turístico”.
“La apertura cubana va a influir en que va a haber más inversiones de México, que alguna vez estuvieron vetadas, y también va a afluir capital brasilero”, afirmó Battaleme. Asimismo, Rossi, pronosticó que los cubanos “comenzarán a montar sus propias pequeñas empresas”.
Aunque en los últimos años la presencia estadounidense en la región parece haberse retrotraido, sectores más radicalizados de los distintos países advierten que esto no sería así. Gilda Rivera, periodista y militante del frente nacional de resistencia popular de Honduras, advirtió que en el golpe de estado del 2009 que depuso a Manuel Zelaya, “la embajada de Estados Unidos contribuyó a montar la estrategia política y militar”, y que, además, “brindó asesoría post golpe a la oligarquía en el poder”.
“La readmisión de Honduras en la OEA permite legitimar a nivel internacional el poder tomado por la fuerza por la oligarquía nacional vinculada directamente a la cúpula política, militar y económica de Estados Unidos”, continuó su crítica Rivera, en este caso, contra la medida de la Organización de los Estados Americanos que decidieron el 2 de junio volver a tener entre sus integrantes al país centroamericano.
Con las nuevas medidas de Obama, el pedido de diferentes sectores por cambiar el trato bilateral y la crisis económica como factor determinante, América del Norte comienza a vislumbrar una nueva etapa de su desarrollo. Aunque por historia y actualidad, la volatilidad de los vínculos entre los pueblos de la zona invitan a dudar. ¿Será tiempo de mejores relaciones entre las naciones o sólo será por un tiempo y volverá Estados Unidos a manejar tiránicamente la región?
*Trabajo realizado junto a Juan Ignacio Sapia, Nicolás López Becerra y Nicolás Rosental.