Todos lo predecían, lo predicaban, lo argumentaban y hasta lo daban por hecho, pero nadie sospechaba que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ganaría en el estreno de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) por tan amplio margen. Más de la mitad de los argentinos relegitimaron la gestión kirchnerista incluido sus gobernadores, diputados y senadores. La oposición y su falta de liderazgos, cabizbaja, se bate en retirada, con números muy mezquinos y con la pesadez de una casi imposible remontada para el deseado balotaje en octubre, si contamos que fueron todas fuerzas muy dispersas.
El Frente Para la Victoria ganó con 50,07 %, seguido, en casi en un empate técnico protagonizado por Union por el Desarrollo Social con 12,17% y por el Frente Popular con 12,16%. El Frente Amplio progresista quedó cuarto con el 10,26%, detrás suyo Alianza Compromiso Federal con 8,17%, Coalición Cívica con 3,24% y Frente de Izquierda y de los Trabajadores con 2,48%. Proyecto Sur, Movimiento de Acción Vecinal y Del Campo Popular no estarán en las presidenciales ya que no alcanzaron el piso mínimo de 1,5 % del padrón que fija la nueva ley electoral.
El binomio formado por la presidenta Cristina Fernandez y el ministro de Economía Amado Boudou ganó la pole position y se perfiló como el principal candidato a ganar en octubre, casi como un mero trámite si el clima político se mantiene igual. Semejante cantidad de votos legitiman y confirman sus decisiones, el plan de aquí en más será mantener la estabilidad política y económica –esta última asediada por la crisis internacional- para que nada salga fuera de lo que se pauta a partir de los implacables números de las primarias.
El kirchnerismo superó el 45 % alcanzado en 2007 y “Cristina” se impuso parejo en todo el país, incluso en los distritos en que sus candidatos locales perdieron. Sólo quedó segunda en San Luis, detrás del gobernador Alberto Rodríguez Sáa. A mojar las barbas los que vaticinaban que un “clima antikirchnerista” presente en la Ciudad, Santa Fe y Córdoba haría que se achique la brecha entre la candidata del Frente Para la Victoria y el que segundaba.
Lo interesante de la gran elección que hizo la presidenta es cómo se recuperó el kirchnerismo en estos dos últimos años. La famosa resolución 125 y el conflicto con “el campo”, que luego devino en la masiva derrota en las legislativas de 2009, habían dejado al FpV con una gran deslegitimación en el electorado. La remontada kirchnerista se hizo con inteligencia, mostrando su faceta más “progre” con medidas como la Asignación Universal por Hijo o la Ley de Medios, y ayudada por la estabilidad económica –que ya hizo ganar a casi todos los oficialismos en las provincias.
Por su parte, el gobernador bonaerense Daniel Scioli, sonriente, luego de vapulear a Ishi y a Sabatella, comienza a ver cómo de la mano del kirchnerismo puede ir agrupando parte del rebaño peronista para sí e ir conformando una posible carrera presidencial. Sus cimientos para 2015 están descriptos en la cierta autonomía que recaló en este último tiempo en el principal padrón electoral del país con el 37% del total de votantes. Es el ex motonauta quien se perfila como uno de los únicos dirigentes capaz de agrupar a los K y al peronismo disidente bajo una misma ala
El candidato por la Unión por el Desarrollo Social, Ricardo Alfonsín, tuvo una muy pobre presentación en las PASO, por lo menos, se vaticinaba unos pares de puntitos más. Las dudas en la conformación de la fuerza, su distanciamiento de Cobos y Sanz y la poca capacidad de liderazgo, evidentemente, le jugaron en contra a la hora de ir a las urnas. Convencido de que la figura de su difunto padre y ex presidente, Raúl Alfonsín, ayudarían a contar con una importante base de votos, “Ricardito” confió en que la otra parte del trato la haría el peronista Francisco De Narváez, pero no alcanzó ni para amagar un balotaje en octubre. Al “Colorado”, en cambio, le fue mejor que a su socio en la provincia de Buenos Aires, por lo que el radical está obligado a revisar para donde se fugaron tamaña cantidad de electores. ¿Se estará lamentando Alfonsín no haber concordado una candidatura conjunta con el gobernador santafesino socialista Hermes Binner?
Eduardo Duhalde, que supo ser de los políticos más populares y conocidos, se vuelve a su Lomas de Zamora natal con una derrota indecorosa en manos de una fuerza que supo ser su pichona. En toda su campaña se mostró como el archienemigo del kirchnerismo y dueño del voto “opositor”. Ahora, deberá revisar puertas adentro y comenzar a trabajar para mejorar tan pobre performance. Los retos son para sus encuestadores, que según él mismo lo ponían punteando de cara a octubre con un “aluvión de votos”.
El “Cabezón” y su Frente Popular ruegan rescatar votos de donde sea posible en estos dos meses, aunque es casi imposible remontar semejante diferencia que sacó el FpV. A futuro, no se descarta que el peronista federal pueda unirse a las filas de Scioli en una clara muestra de panquequismo político, característico del peronismo noventoso, aunque con una pizca –o quizás un puñado- de ideología compartida.
Hermes Binner y su 10% son para generar sonrisas en las filas del Frente Amplio Progresista, si se cuenta que no tenía ni conocimiento ni alcance nacional. Este mimo del electorado quizás lo pueda posicionar como la segunda fuerza de cara a octubre, aunque deberán trabajar para arañar votos de otras fuerzas. Para los seguidores del socialista se veía venir un resultado desfavorable como el de ayer luego de ganar por un pelito en Santa Fe y quedar segundos en Córdoba, dos de los bastiones que impulsaban la candidatura del gobernador santafesino. La pobre elección que hizo Margarita Stolbizer con el 6,50% -mucho menos que lo obtenido en las legislativas de 2009- son la prueba fehaciente que las conjeturas no eran erradas.
Rodríguez Sáa entró a las presidenciales pero no puede decirse que fue un buen resultado, si se cuenta que era una fuerza que aspiraba a un alcance nacional. El puntano confirmó que los caudillos provinciales no siempre hacen pie cuando se lanzan a las ligas mayores y que, por lo tanto, la legitimidad distrital no siempre responde a un traspaso lógico a todos los argentinos. ¿Le hubiera convenido rebajarse a Duhalde y ahorrarse el papelón de las internas del Peronismo Federal?
A Elisa Carrió no le sobró nada, entró por poquito, pidiendo permiso. La candidata de la Coalición Cívica sumó otro fracaso en su haber si se cuenta que es una de las figuras más importantes de la política reciente. Asimismo, dio otro paso para demostrar que las teorías apocalípticas y las denuncias de corrupción no tienen un gran peso electoral. Cansada de los desaires políticos que la tienen a maltraer ni siquiera salió a reconocer el fracaso en su búnker.
Jorge Altamira logró su cometido: su cara de gatito mojado en las propagandas televisivas le dio rédito y consiguió llegar a los comicios presidenciales para que, según él, “no callen a la izquierda”. Veremos en octubre, depende de los números que obtenga, si prevaleció el llamado “voto lástima” o fue un apoyo real a su candidatura.
Alcira Argumedo de Proyecto Sur, José Bonacci del Partido del Campo Popular y Sergio Pastore del Movimiento de Acción Vecinal mirarán las presidenciales por televisión, maldiciendo, resignados, no haber apelado a la compasión del electorado como su par del Frente de Izquierda y de los Trabajadores para participar de las elecciones definitorias.
Vale la pena rescatar que las nuevas PASO se desarrollaron con normalidad, con un entendible retraso en el escrutinio, pero que a grandes rasgos dejaron a la ciudadanía contenta de ejercer su derecho cívico. Se destaca una gran participación del electorado con un 77,82% de votantes del padrón, con muy pocos votos en blanco e impugnados. Una vez más, un gran impulso a la joven democracia argentina.